La pandemia por COVID-19, y las medidas de confinamiento, han contribuido al robustecimiento de las cifras de violencia contra las mujeres. En México, según estadísticas de la Red Nacional de Refugios, las atenciones en los espacios de protección se incrementaron en un 68% solo en cinco meses, de marzo a julio de 2020. Además, en 2022 ya se registra un nuevo pico en las llamadas de emergencia para atender casos de violencia, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Ante esta situación, el proyecto PROFOSC de la GIZ trabajó en el fortalecimiento del Observatorio de Género y COVID-19 en México a fin de contribuir al ejercicio de monitoreo y contraloría social de la situación de las mujeres y niñas en el país en el contexto de la pandemia.