Latinoamérica y el Caribe (LAC) es una de las regiones más violentas del mundo, y son los adolescentes y jóvenes quienes sufren desproporcionadamente esta violencia. El perfil y el impacto de la violencia sobre la juventud en la Región es tan diverso como las culturas y las historias que representan. Mientras que los hombres jóvenes son los principales agresores y las víctimas de la violencia colectiva e interpersonal, ellos también mueren en forma desproporcionada por suicidio y accidentes de tránsito. Las mujeres jóvenes son impactadas en mayor medida por la violencia sexual y la violencia infligida por su pareja.
La violencia que afecta a los jóvenes en las Américas tiene raíces históricas, culturales y sociopolíticas, e incluyen la falta de oportunidades educativas y laborales, la desigualdad en la distribución de los ingresos, la influencia de la cultura consumista, una tolerancia social a la violencia, la falta de ejecución de las leyes y un aumento del abuso alcohol y drogas, las expectativas tradicionales de género y el machismo. El fácil acceso a las armas de fuego tiene impacto sobre las muertes violentas.
En casi todos los países de América Latina se reconoce que la violencia que afecta a los jóvenes es un problema político y de salud pública y es una violación de los derechos humanos. Su prevalencia no solamente tiene repercusiones en el desarrollo juvenil, sino también en fundamentos democráticos de la sociedad y es responsable por costos humanos, económicos y sociales enormes.
La mayor parte de los gobiernos de la Región reconoce el impacto de la violencia en la salud y el bienestar, así como el detrimento que está causando en sus economías. Muchas iniciativas no son exitosas porque utilizan intervenciones que no disponen de evidencia científica sobre su impacto en disminuir la violencia. Asimismo, las intervenciones que se realizan no se evalúan. En general, hay un vacío de información de evidencia científica disponible para guiar a los tomadores de decisiones hacia intervenciones efectivas en prevenir la violencia en adolescentes y jóvenes.
En 1993, Organización Panamericana de la Salud (OPS) reconoció formalmente la importancia de la violencia en el campo de la salud pública cuando el Consejo Directivo aprobó una resolución que subrayaba la magnitud del problema, su complejidad, y la necesidad de abordar violencia de un tema de salud pública. Mandatos consecutivos del Consejo Directivo de OPS han reforzado que la violencia es un tema que merece atención especial de los gobiernos y la sociedad en general. En toda la región, OPS, en colaboración con la Cooperación Técnica Alemana (GTZ), ha apoyado la promoción del desarrollo y la prevención de la violencia que afecta a los adolescentes y jóvenes.
Esta publicación, ¡Preparados, Listos, Ya!, desarrollado por el proyecto Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia, financiado por el Gobierno alemán e implementado por OPS y GTZ, tiene como objetivo promover el diseño de programas basado en evidencias y así contribuir a la disminución de la violencia que afecta a los adolescentes y jóvenes.