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El arte como herramienta para la reconciliación social

El Festival “Caquetá se pinta de colores” es una buena práctica multiactor que busca generar confianza social a través del arte.

El departamento colombiano de Caquetá experimentó la presencia constante de las FARC-EP desde sus inicios como movimiento armado. Este hecho ha dejado una profunda huella en la región y, por ello, la llegada de excombatientes a zonas de normalización y transición se convirtió en un desafío para la sociedad caqueteña. 

En este tipo de contextos, los procesos de reconciliación son extremadamente complejos. Es allí donde el arte se presenta como una forma innovadora de comunicación, capaz de generar conexiones incluso en entornos donde la confianza está completamente erosionada. 

Conscientes de este reto, los excombatientes de las FARC crearon, en 2017, un Festival de grafiti que generó una nueva identidad para el poblado Héctor Ramírez, uno de los sitios de reincorporación colectiva. A través de esta expresión artística, han logrado ser reconocidos como ciudadanos que contribuyen al desarrollo de sus territorios mediante el arte. 

Hoy el festival es una buena práctica que ha celebrado cinco ediciones e incluye alianzas con organizaciones civiles y alcaldías de diversos municipios. El proyecto de la GIZ, ProPaz II trabajó en el reconocimiento de esta apuesta transformadora como un escenario poderoso de articulación interinstitucional y de sensibilización frente a la necesidad de vernos como humanos después de la guerra.