Este análisis rápido de género brinda información preliminar y observaciones sobre las diferentes necesidades, capacidades y estrategias de afrontamiento de las mujeres, hombres, niños y niñas venezolanos en calidad de migrantes y refugiados en Colombia. Busca comprender cómo han cambiado los roles y las relaciones de género como resultado de la crisis, y compartir recomendaciones sobre cómo la comunidad humanitaria puede considerar de manera más efectiva estas dinámicas cambiantes para satisfacer mejor las diferentes necesidades de mujeres, hombres, niños y niñas de diferentes edades, habilidades y otras formas de diversidad contextualmente relevantes.
La crisis de migrantes y refugiados venezolanos en Colombia, se caracteriza por una dinámica de género y ha afectado considerablemente la salud y el bienestar de todas las víctimas, pero en particular de las mujeres y niñas. Las mujeres y niñas migrantes y refugiadas, enfrentan una profunda vulnerabilidad al salir de Venezuela y ya sea al atravesar Colombia o quedarse en diferentes lugares del país; la situación es más difícil para los grupos que corren mayor riesgo, como las poblaciones indígenas, las adolescentes, etc. Las observaciones iniciales sobre el terreno, sugieren una normalización de la violencia basada en género, incluyendo altos niveles de violencia sexual. El sexo transaccional/sexo de supervivencia, es una estrategia de afrontamiento común, ya que los venezolanos representan altas tasas de trabajadores sexuales transaccionales. Las mujeres y las niñas (tanto venezolanas como colombianas), enfrentan importantes riesgos relacionados con la trata de personas. A pesar de todo esto, el nivel de información sigue siendo extremadamente bajo. Las víctimas de violencia sexual y de género temen la deportación y represalias si denuncian incidentes a las autoridades.
Venezuela, al igual que muchos otros países de la región, es una sociedad donde persisten los estereotipos tradicionales de género. Los hombres controlan la mayoría de los activos, recursos y la toma de decisiones, y son predominantemente los principales proveedores de ingresos; los principales roles de las mujeres son domésticos, incluyendo la crianza de los hijos, con una toma de decisiones limitada en el hogar. La gravedad de la crisis actual en Venezuela, incluyendo la escasez de alimentos y la pérdida de los medios de vida, ha ampliado los roles y las responsabilidades de las mujeres, obligándolas a buscar soluciones para alimentar a sus familias frente a la hiperinflación y un sistema de salud colapsado, mientras que al mismo tiempo asumen roles generadores de ingresos. Estos cambios sociales y económicos también están desafiando la dinámica de poder dentro de los hogares, lo que puede conducir a mayores tasas de violencia de pareja. Dados los roles de género tradicionales, los hombres y los niños han sido más propensos a abandonar sus hogares buscando oportunidades de subsistencia en otro lugar o uniéndose al movimiento de oposición, extendiendo aún más el papel de las mujeres y adolescentes, que a menudo asumen roles de adultas y cuidadoras en ausencia de sus madres.
Se trata de una crisis compleja caracterizada por una migración transfronteriza mixta, agravada por el ya complicado conflicto armado en Colombia. Muchos venezolanos ingresan a Colombia a través de más de 130 cruces fronterizos informales, algunos de ellos controlados por grupos armados y bandas criminales. Los cruces informales también resultan en una severa subestimación de la escala de la crisis y en la falta de datos desglosados por edad y sexo. Hay indicios preocupantes de violencia sexual perpetrada contra mujeres y niñas en los cruces fronterizos informales, que deben ser seguidos con un examen más riguroso de la situación.
Los migrantes y refugiados venezolanos en Colombia, en particular las mujeres, niñas, hombres y niños, son objetivos fáciles de la trata, la esclavitud doméstica y sexual y otras formas de explotación y abuso. La falta de documentación de los migrantes y refugiados y/o la poca conciencia de sus derechos en función del estado actual de su documentación, exacerba aún más el potencial de explotación. En ausencia de opciones manejables, las mujeres y adolescentes, los niños, las minorías sexuales y de género e incluso los varones jóvenes, enfrentan un riesgo extremadamente alto de recurrir al sexo transaccional como medio de supervivencia.
La escasez de alimentos y la hiperinflación, el desmoronamiento de los servicios públicos como el agua y saneamiento, y el sistema de salud colapsado en Venezuela, agravados por limitaciones significativas en la autonomía física de las mujeres y niñas, como el acceso limitado a servicios de salud sexual y reproductiva, alientan a las mujeres embarazadas y niñas, minorías sexuales, personas VIH positivas y personas con discapacidades y enfermedades crónicas, a migrar a Colombia. Como resultado, sus riesgos de protección se multiplican exponencialmente y, en muchos casos, dan como resultado aún mayores necesidades de salud y de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos (SDSR).
Aunque la respuesta humanitaria está en curso en áreas fronterizas como La Guajira y Norte de Santander en Colombia, no es acorde con la escala de necesidad. Muchos migrantes y refugiados no tienen más remedio que vivir en las calles o en asentamientos informales lejos de los servicios públicos. Además, la sobrecarga de las ciudades fronterizas está provocando lentamente la migración a otras partes del país, como Santa Marta y Barranquilla. La situación es aún más grave en las zonas lejanas de los principales centros urbanos. Más allá de la escala de la respuesta, existen desafíos relacionados con la participación inadecuada de las poblaciones afectadas por la crisis en la toma de decisiones y a través de mecanismos de retroalimentación.
A la luz de los hallazgos anteriores, el siguiente informe incluye recomendaciones dirigidas a mejorar la incorporación de la perspectiva de género en todas las respuestas del sector, así como para la programación específica de género, protección y SDSR.