Las uniones infantiles y matrimonios tempranos representan una práctica nociva en la región que viola los derechos humanos de las niñas y adolescentes.
Una de las violaciones de derechos humanos de niñas y adolescentes en América Latina más silenciosas se refiere a los matrimonios y uniones infantiles tempranas y forzadas. De hecho, el ODS 5, en su indicador 5.3.1, mide la proporción de mujeres entre 20 y 24 años que están casadas o mantienen una unión estable desde antes de cumplir los 18 años. En América Latina, la proporción es una de cada cinco.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las niñas y adolescentes que viven en zonas rurales pertenecen a comunidades indígenas o afrodescendientes enfrentan un mayor riesgo a pasar por esta situación. Entre sus causas, se encuentran la limitada autonomía física, económica y en la toma de decisiones de las mujeres en las sociedades, lo que profundiza la desigualdad de género.
Sin embargo, el impacto de esta práctica va más allá de la situación de miles de niñas y adolescentes en la región. Por el contrario, se perpetúa la transmisión intergeneracional de la pobreza, afectando a sus familias y el desarrollo de las comunidades y de los países.
Para profundizar en esta temática, consulta el siguiente documento: “Los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados. Prácticas nocivas profundizadoras de la desigualdad de género en América Latina y el Caribe”.